«Vinos de Illana, / aceite y miel, de Pastrana»
Cela dió por concluido su Viaje a la Alcarria en Pastrana, aquí llegó y pasó un par de jornadas. Entabló amistad con don Mónico, el alcalde y con don Paco, el médico y teniente de alcalde, con ambos mantendría una larga amistad.
Esta bella villa ducal es Conjunto Histórico-Artístico desde 1966. Se halla situada en la vega del río Arlés, y es una de las villas alcarreñas más importantes y visitadas. La comarca fue donada a la Orden de Calatrava, formando parte de la Encomienda de Zorita, y debió ser entonces cuando se estableciera esta población. La muralla se levantó alrededor de 1328 y en 1369 se le concede el titulo de Villa. En 1541 Carlos V vendió la villa a la abuela paterna de la princesa de Éboli, Ana de La Cerda, que inicia las obras del palacio hacia 1545. La villa la heredó el hijo menor de ésta y, finalmente, fue revendida en 1569 a Rui Gómez de Silva, príncipe de Éboli y marido de la famosa Ana de Mendoza y de La Cerda. Ambos fueron nombrados duques de Pastrana en 1572. Pasó a sus descendientes, se unieron las casas de Pastrana y la ducal del Infantado, y ésta familia continuó siendo señora de la villa hasta el siglo XIX.
Aún se conservan pequeños restos de las murallas y dos puertas, la de San Francisco (abierta en un ángulo de la muralla, con arco sencillo de medio punto, gótica tardía) y la puerta Castellana, que comunica la ciudad con la plaza de la Hora y el palacio de los duques de Pastrana que hay en dicha plaza, ambos señas de la villa.
Con los primeros duques de Pastrana llega la época de mayor esplendor, pues éstos realizan grandes obras en la villa, incluyendo la mayoría del palacio de los duques, que ha sido totalmente rehabilitado y se ha abierto al público en 2006. Alberga el Observatorio de Sostenibilidad de España, ferias, congresos y cursos de verano de la Universidad de Alcalá de Henares. Las visitas guiadas las organiza la Oficina de Turismo de Pastrana, situada en el mismo palacio.
Ana de Mendoza, princesa de Éboli, su vida y su tragedia, marcan a la villa de Pastrana, pero su relato se sale de los objetivos de esta guía. En 1569, los duques mandan llamar a Santa Teresa de Jesús con el fin de fundar un convento de Carmelitas Descalzas, dando lugar a un fuerte encontronazo entre dos personalidades dominantes como las de la santa y la duquesa. Final-mente, sólo sobrevivió el convento masculino de San Pedro (hoy del Carmen), abandonando las monjas el femenino de San José tras morir el duque. Cortesano y político inteligente, éste trajo en 1570 un numeroso grupo de moriscos expulsados de las Alpujarras de Granada para trabajar la seda y levantar una de las fábricas de seda más prestigiosas de España durante los siglos XVI y XVII, y cuya decadencia empezó con la expulsión de los moriscos por Felipe III. Más tarde, los duques completan su obra preparando la iglesia parroquial para ser Colegiata, dotada de un Cabildo de 48 canónigos, labor acabada por su hijo menor el arzobispo fray Pedro González de Mendoza, que hizo excavar una cripta para enterrar a sus padres y familiares, e hizo un catafalco para sus restos. Todo ello puede visitarse en la colegiata de Pastrana.
Pastrana tiene mucho que ofrecer al visitante. Entre sus monumentos destaca el palacio ducal, empezado por orden de Ana de La Cerda y proyectado por el arquitecto Alonso de Covarrubias. El edificio sigue un claro trazado renacentista español, de planta cuadrada con to-rres esquineras y patio central, así como un jardín escalonado en la parte posterior del mismo. La fachada, sin apenas ornamentación, es de piedra sillar, con escasos vanos simétricos decorados con una simple moldura. En el centro, la portada principal destaca por su carácter italianizante y se puede leer la leyenda “DE MENDOZA Y DE LA CERDA”.
La Plaza de la Hora es la evolución renacentista de una plaza de armas, con otro arco que la cierra enfrente de la puerta Castellana. La plaza se abre ante el palacio ducal, prestándole su anchura para hacer ganar a la casa fuerte en presencia, elegancia y, en definitiva, imagen de poder. Su nombre viene de la leyenda de que la princesa de Éboli, en su fase final de duro encarcelamiento, solo podía tener contacto con el exterior mirando por la reja del torreón de levante durante una hora al día.
La iglesia parroquial fue levantada originariamente hacia el siglo XIV. Recibió añadidos y detalles, como la portada norte que fue construida en estilo gótico de finales del siglo XV, y finalmente tuvo una gran ampliación de sus naves y el crucero en la primera mitad del siglo XVII para su elevación al rango de Colegiata, promovida por el Arzobispo fray Pedro González de Mendoza. Su interior alberga el magnífico Museo Parroquial, que alberga una famosísima colección de tapices flamencos de finales del XV que relatan la conquista de varias plazas africanas por Alfonso V de Portugal, y que fueron llevados allí por la octava duquesa del Infantado, al unirse las casas de Pastrana e Infantado.
Otra seña popular de la villa es la Fuente de los Cuatro Caños (siglo XVI), uno de los elementos urbanos emblemáticos de la villa de Pastrana. El Convento de San José fue fundado por Santa Teresa de Jesús y los duques de Pastrana en 1569, y tras la fuga de las monjas carmelitas pasó a ser el monasterio de clausura de monjas franciscanas concepcionistas de San José, hasta 1995.
El convento masculino del Carmen, también fue fundado por Santa Teresa, albergó a San Juan de la Cruz y sobrevivió hasta la Desamortización de 1835. Más tarde, en 1855, fue ocupado por la Orden Franciscana que lo utilizó como seminario para formar a los misioneros que enviaban a extremo oriente. Actualmente sus muros se reparten entre un convento, un interesante museo y un afamado establecimiento hotelero con restaurante. Otros monumentos y lugares destacados son el barrio del Albaicín (creado por los moriscos que llegaron en 1570), la casa del escritor ilustrado Leandro Fernández de Moratín, la Casa del Deán, el convento de San Francisco (de propiedad municipal, alberga un centro cultural), y numerosas casas con escudos nobiliarios y arquitectura popular alcarreña, como el “palacio” de Burgos, la calle de la sinagoga judía, casa del caballero Calatravo, casa de la Inquisición, casa del Concejo o la casa de los Canónigos.
Pueden visitarse las ermitas de San Pedro y la de San Juan de la Cruz y, casi frente a ésta y al otro lado del Arlés, las “cuevas de los moros”, de incierto origen que fueron usadas por los pastores como aprisco.
Más información:
Ayuntamiento: 949 37 00 14
Web: www.pastrana.es
Oficina de Turismo: 949 37 06 72
Correo oficinadeturismo@pastrana.org